viernes, 18 de febrero de 2011

La educación según la Sra Amy Chua

En las páginas de vida&arte de El País, aparece un artículo que ha podido y podrá llamar la atención de maestros, profesores, pedagogos, padres y personas interesadas por la pedagogía, su título “La madre tigre devora a sus hijos” escrito por Yolanda Monge y J.A. Aunión. Trata dicho artículo sobre un libro que defiende la disciplina extrema con los niños, el cual ha desatado todas las iras en EE.UU. Ante lo cual hemos de suponer que en este país norteamericano la disciplina lo dejan sólo para cuando los niños y niñas son adultos y deciden alistarse en el ejército, provocando en algunos casos el suicidio de la desdichada persona que había imaginado que el mundo era ideal y maravilloso hasta que se topó con el “Duro Sargento de la Chaqueta Metálica”.


Durante su lectura a mi me han causado un cierto desconcierto varias cosas, la primera; que los “expertos” que han sido consultados por las/os periodistas son: un profesor de psicología, un psicopedagogo y orientador, un sociólogo y una profesora de psicología. De antemano no tengo nada contra ellos y merecen todo mi respeto, añadir, que el único que conozco es el profesor Fernández Enguita, reputado sociólogo que ha escrito algunos interesante artículos muy relacionados con la educación, los cuales me han proporcionado más luz que sombra, aunque prefiero otros autores de ámbito más didáctico como por ejemplo Ángel Pérez.
Tal vez por eso pienso, me pregunto y trato de reflexionar sobre; ¿dónde estaban los pedagogos el día que estas periodistas cogieron los teléfonos para realizar las consultas?, o donde estaban las entradas en Google, que hablan sobre educación y disciplina.
Bueno, visto lo visto, y que todo el mundo puede hablar de educación, desde los profesores de derecho, los psicólogos, padres escarmentados y madres recurrentes. Tal vez mi aportación de pedagogo humilde y discreto, no tenga la relevancia que han tenido otras…

De todas formas también entiendo que nuestra profesión está ensombrecida en parte por nuestra culpa, por una incapacidad congénita para saber o tener la intención de vender adecuadamente nuestro trabajo. Cuando se supone que la pedagogía es la ciencia de la educación, la que ha estudiado durante siglos los procesos educativos y todo lo que envuelve al hecho de educar, tanto formal como no formal, construyendo las bases de la educación que tenemos, para lo bueno y para lo malo.
Bueno alejándonos de esa pequeña pataleta de pedagogo dolido por la ninguneada atención, paso a relatar otras cosas verdaderamente importantes de la ejemplarizante disciplina china de esta profesora de derecho.

En primer lugar, nos habla el artículo de la consideración que esta “madre” tiene sobre la educación, envolviéndola de una espesa pátina de disciplina, la cual quiere ver como un proceso modelador exclusivamente, donde la voluntad del educando no cuenta en absoluto.
Desde la Ley de Educación de 2006, más concretamente la que tenemos en vigor en nuestro país, podemos leer que la educación es un medio de transmitir y, al mismo tiempo, de renovar la cultura y el acervo de conocimientos y valores que la sustentan, de extraer las máximas posibilidades de sus fuentes de riqueza, de fomentar la convivencia democrática y el respeto a las diferencias individuales, de promover la solidaridad y evitar la discriminación, con el objetivo fundamental de lograr la necesaria cohesión social.
En el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dice en uno de sus párrafos que; “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”.
Aunque también se dice que; “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
Quizás esta contradicción o tal vez esta falta de coherencia en la DUDH, nos de pábulo a pensar que algunas libertades de los padres (personas) se contraponen ante las libertades de unos hijos (personitas, como diría Rousseau) que no tienen que ser víctimas del totalitarismo ideológico de sus padres.
Un tanto lejos de la Sra. Chua, Celestín Freinet dijo que “Los niños aprendan pensando y piensen haciendo”, pues resulta que Freinet creía en la educación basada en las motivaciones de los alumnos, en la escuela democrática y en que cada persona podía ofrecer un inmenso potencial. Aunque algunos que vinieron después creyeron que la escuela tenía que ser libertad total y un dejar hacer, algo que provocó un desorden en algunos métodos.
Desde siempre se ha dicho que los extremos nunca son buenos, tanto la directividad, la disciplina estricta y el “ordeno y mando” es un error, como el “laissez faire” ha condenado a muchos jóvenes al estrepitoso fracaso educativo y personal. Considero que todos coincidiremos con Ángel Pérez, que “Los sistemas educativos afrontan, en las democracias actuales, dos grandes retos que están íntimamente relacionados: por un lado, consolidar una escuela comprensiva que permita el máximo desarrollo de las capacidades de cada persona, respetando la diversidad y asegurando la equidad de acceso a la educación y compensando las desigualdades; por otro, favorecer la formación de sujetos autónomos, capaces de tomar decisiones informadas sobre su propia vida y de participar de manera relativamente autónoma en la vida profesional y social”.
La visión que la Sra Chua tiene de la educación, puede ser respetable desde un punto de vista personal, ya que está muy claro que cada padre y madre desean y quieren lo mejor para sus hijas e hijos, qué padre no quiere que su hijo o hija le supere, sea más alto, más guapo y más inteligente, tenga una profesión mejor y viva en una casa más grande. Pero cada padre y cada madre no puede olvidar que los hijos e hijas son personas en construcción, que tienen que formarse o conformarse de una forma activa, participando de algunas decisiones (todas no, eso era el laissez faire). Del mismo modo, esas personitas en formación tienen el derecho de aportar su punto de vista, debe de aprender haciendo y no padeciendo.

Por último me quedo con lo que expresa Larry Summers (asesor económico de Barack Obama y unas de las mentes más lúcidas del panorama político estadounidense), una cosa son los logros académicos y otra los logros personales, él expresa los dos más claros ejemplos de su País, Bill Gates y Mark Zuzkerbergb. Y bastante más lejos tenemos el otro extremo, un logro de excelencia académica que muestras unos significativos problemas de socialización, como es el caso de Grigory Perelman, uno de los genios más importantes de las matemáticas de los últimos siglos, este señor fue educado en la más estricta disciplina de la antigua URSS. En la actualidad es un huraño ser que rechaza el premio Fields, dotado con un millón de dólares, se niega a conceder entrevistas, a asistir a congresos y ni siquiera coge el teléfono.

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