martes, 19 de abril de 2011

"Perdedores" (Losers)

Se calcula que 1,6 millones de niños y niñas duermen en la calle, dentro de coches abandonados, tiendas de campaña o en cualquier otro tipo de “infra-viviendas”. Y no nos referimos a China o la India, estos datos son de los EE.UU., que es la primera potencia económica mundial. El veloz desarrollo de las condiciones financieras, de los intercambios comerciales, de las rentabilidades del capital, no deja tiempo para contemplarse a sí misma como Nación y observar “todo y todos/as” lo que se va quedando en el camino, durante esta veloz carrera.

En relación a los menores, debemos entender que tarde o temprano volcarán sus problemas sociales en los escolares y el fracaso en la escuela será lo evidentemente normal. Ya nos podemos olvidar ese mito sobre el que tanto se ha trabajado de “la escuela fracasada”, podríamos afirmar con contundencia que en los EE.UU. es la sociedad la que está fracasando.
“Nosotros intentamos por todos los medios evitar que pierdan el tren… Hay que ayudarles, reforzar su autoestima y hacerles ver que tienen un trabajo. ¡Estudiar y estudiar! No deben abandonar los libros bajo ningún concepto”. Afirman los responsables de School on Wheels, una ONG que lucha por sacar adelante a estos menores en situación de exclusión social y escolar, especialmente.
La mayoría de los voluntarios de esta ONG son jóvenes de entre 18 y 34 años que asumen, en la mayoría de los casos la función de tutores, asesorando con el papeleo de las matrículas, facilitan material escolar, bonos de autobús y hasta uniformes.

Tal vez nos resulte chocante, sino obsceno, que en la primera potencia económica mundial, la labor de los educadores familiares la tengan que desempeñar jóvenes voluntarios de una ONG. Seguramente es por ello, que tenga que (humildemente) refrescar esa memoria colectiva de nuestros/as conciudadanos y conciudadanas y decir que en Europa, y más concretamente en nuestro País, así como en nuestras diversas regiones, contamos con un estado del bienestar y unos servicios sociales públicos, que a modo de derecho subjetivo atiende entre otros colectivos, a las personas en riesgo de exclusión social. Con esto quiero decir que es obligación asumida por el Estado evitar que en nuestro País y/o Región lleguemos a los extremos que ha llegado EE.UU., con esos 1,6 millones de niños y niñas en situación de exclusión social y escolar.
Por ello quisiera decir, que a pesar de nuestro déficit público, ese del que tanto se habla y que parece que es lo único verdaderamente importante. Nuestro País es uno de los que tienen mayor índice de cohesión social…, sí cohesión social, lo repito para que quede claro, ya que este indicador social y estadístico es el que menos se valora desde la derecha política y seguramente el que peor vende la izquierda (desgraciadamente), ya que han sido los gobiernos de izquierda los que han apostado por un criterio tan solidario como éste.
Pero volviendo a School on Wheels, hay que entender este proyecto desde la filosofía de Agnes Stevens, maestra jubilada, quien no pudo evitar que le hirviera la sangre al leer “Raquel y sus hijos” de Jonathan Kozol. En dicha obra se narra el drama de los más de 3,5 millones de estadounidenses que sufren cada año el desamparo de vivir al raso mientras contemplan como el Gobierno inyecta miles de millones de dólares para reflotar bancos y agencias de seguros, al tiempo que los altos ejecutivos de dichas entidades se reparten bonus millonarios o reforman cuartos de baños por cientos de miles de dólares.

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