lunes, 11 de abril de 2011

...Mis fracasos como padre

No siempre se puede y debe obtener una enseñanza educativa, exclusivamente del genero cinematográfico al uso, véase (El club de los poetas muertos, Capitanes intrépidos, La sonrisa de la Mona Lisa, Los 400 golpes, Matar a un ruiseñor, etc). Sino que de cualquier película puede obtenerse un mensaje impactante, o al menos una enseñanza liviana que podemos aplicar a nuestro ámbito del sabe, el mío en cuestión es la Educación Familiar.

Pues bien, hace unos días, volviendo a ver Gladiador de Oliver Stone*, película de género violento y poco recomendada para obtener enseñanzas, alejadas éstas de la voluntad por la victoria, la lucha desmedida y la superación ante las adversidades. Tuve la oportunidad de desgranar una de esas pocas conversaciones en las que además de mensajes abruptos, contienen una profundidad poco habitual en una película como esta. La frase la dice Marco Aurelio casi al principio de la película (un Marco Aurelio decrépito encarnado por el desaparecido Richard Harris), y tal vez porque el destino de las “buenas porciones mágicas del cine”, sólo podía depararle a esta película la oportunidad de poner tal “perla” en boca del actor que encarnó al joven minero en “El ingenuo salvaje”, el inmigrante irlandés en “Mayor Dundee” o su papel estelar como protagonista de “Un hombre llamado caballo”.
Pues bien, sin más rodeos, la frase en cuestión que le lanza Marco Aurelio a su hijo Cómodo, en uno de los momentos más intensos de la película es: “Tus defectos, hijo…, son mis fracasos como padre”.
La frase resume a la perfección esa responsabilidad que adquieren madres y padres para con sus hijos e hijas. Ese rol, como educador y educadora, que va más allá de la provisión de cuidados y que se proyecta en la educación más o menos acertada de su progenie.
Además, volviendo al momento cinematográfico, diré que sobrecoge especialmente la carga emotiva que tiene dicho momento, en el que un Marco Aurelio, en el ocaso de su vida, le reconoce a Cómodo, como, ante sus defectos tan tremendos como hijo (que se verán a lo largo del film transformados en defectos como persona y como cesar), no le queda más remedio disculparse ante él y el mundo, reconociendo que ha fracasado como padre.

Como padres y madres, o mejor dicho como personas, se nos muestra la inmensa dificultad de reconocer nuestros errores y fracasos, y cual magna responsabilidad la de pedir perdón y sobre todo pedírselo a nuestro hijo en un momento tan dramático del transcurso vital.

No puedo más que recordar esos casos y situaciones en los que se reabre el debate público sobre los comportamientos desmedidos de los menores, tanto en las cada vez más habituales conductas pre delictivas y en las delictivas (consumo de sustancias, violencia, robos y hurtos, falta de respeto, etc.), donde se trata de buscar las responsabilidades habidas y por haber, tanto de la Administración como entidad superior, inmaterial y casi etérea (que muchas veces la encarnamos en el papel de “sociedad protectora y controladora”), por no decir que en otras ocasiones, las culpas recaen directamente sobre los políticos, como si en el hecho de legislar estuviese la facultad de educar.
Por otra parte (y paradójicamente, como si ellos/ellas fuesen uno/una más) tenemos a los padres y madres que tratando de “salvar la cara”, escurren el bulto afirmando que ellos no pueden vigilar a sus hijos e hijas las 24 horas. Si no afirmando; “hombre… tampoco es para tanto, que los chavales hayan quemado un coche de policía”. O exculpando las conductas amparados en las circunstancias psicosociales o el calor del momento.
A su vez, hablan los educadores, y dicen que su ámbito de actuación es limitado. Mientras que los jueces y fiscales, afirman que el marco legal es el que es y no se puede hacer otra cosa. Así mismo, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado que tienen las manos atadas…, que si esto fuese así, mal le iría a la sociedad, con policías y guardias civiles “maniatados”.

En fin, lo que se suele decir, “unos por otros, y la casa por barrer”. Y mira que hay cosas que barrer, limpiar, depurar y casi desinfectar, pero antes de llegar a tales extremos, procede…, tal vez por simple vergüenza, y en primera instancia, asumir la responsabilidad y no estaría de más que algún padre y alguna madre entonase el “mea culpa” como Marco Aurelio “Tus defectos, hijo…, son mis fracasos como padre”.

2 comentarios:

  1. El director de Gladiator es Ridley Scott ... Ya veo que este blog no lo siguen cinéfilos... Si hay alguien que lo sigue...
    Bueno yo seguiré expresando lo que me sale de ... dentro.

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    1. Exacto es Ridley Scott el director de esaravillosa película

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