jueves, 3 de octubre de 2013

Educación animal



No, no penséis que trato de explicar algún tipo de "burrada" o técnica educativa desfasada en el tiempo, mi preocupación estriba en estos momentos en ese sentimiento más o menos reciente que nuestra sociedad está mostrando hacia los animales de compañía (llámense; perros, gatos, serpientes, arácnidos, roedores, etc.), aunque sin profundizar demasiado en el tema, me quedo con gatos y perros. Sé que la moda no es nueva, es@s hij@s que empujan a sus padres/madres a adquirir el gatito, tan “tiernito” y cariñoso cuando tiene un mes, que más tarde le sale el instinto animal y un arañazo puede hacerte perder el ojo, por lo que el “pobre” ANIMAL, tiene que ser expulsado de la casa (sin nominación precisa).
También están los perritos, que cuando crecen tienen que cagar en los lugares más insospechados y como sus dueñ@s son más ANIMALES , que ellos mismos, no tienen la decencia, ni la educación de doblar la cerviz para retirar del espacio “público-común” los excrementos del perrito, precisamente lugares donde juegan nuestros hijos e hijas.
Y es curioso ver como los animales (irracionales) hacen sus necesidades, sin conciencia de sus ANIMALES dueños, frente a ti y tus hij@s, mientras que tratas de que tu hij@ tire el envoltorio del caramelo en la papelera… ¡Papá!, ¿porqué tengo que tirar el papel a la papelera, mientras que ese ANIMAL, no recoge la caca del perro?... Respuesta: [……]
Yo aplaudo a tod@s l@s que desean focalizar su cariño y su “amistad” sobre un animal, que nos da compañía, nos ayuda a protegernos, etc., pero cuidar de un animal (gato, perro, serpiente, etc.) supone responsabilidad, esa maravillosa palabra, que much@s tardan tanto tiempo en entender y, aun más en usar. Al igual que debo ser responsable en el cuidado de las personas, deberíamos ser responsables en la atención de nuestros animales, pues yo hablo de lo que veo de puertas a la calle, pues de puertas adentro existen barbaridades de las que no voy a hablar aquí. No obstante tener un animal, no es tener un objeto al que deseo y después de dicha pasión, arrojo a la calle para que se busque la vida y llene de excrementos calles, plazas y parques…, además de los consiguientes peligros que eso supone a las personas que deambulan por esos espacios.
También podríamos hablar de ese perro, que ladra en el momento que “pasa un mosca”, pase a las tres de la tarde o a las cuatro de la mañana. Y es que “bendita” sea la gracia de despertarte, bien de la siesta o bien de un sueño oyendo ese agradable sonido que Dios le dio a los perros y que sólo oyen los vecinos que no tenemos perros, y que por algún misterio de la naturaleza no oyen los “perro-amantes”.
Y por último, no quisiera hablar de los que, “amantes” de sus animales, desean compartir su amor y sus mascotas con sus bebés y bebitas, y ahí hacen una mezcla extraña de amor y pasión tanto por sus hij@s, como por sus perritos, gatitos, etc., a partes iguales. Extraña forma de sentir cariño. Creo que hemos perdido un poco la perspectiva, así como la separación entre el mundo animal y el mundo vegetal, pues hay por ahí demasiados “lechuguin@s”.
Si es cierto que esta entrada, no gustará a tod@s, pero no trato de agradar, tan sólo me gustaría concienciar a las personas que leen esto y que tienen animales de compañía, que les agrada a ellos, pero que molestan sin “querer”, a las personas que no eligen la compañía de animales…, respeten y responsabilícense.

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