Si en las noticias y en el “ideario”
político sólo salta a la vista los bajos resultados obtenidos, año tras año,
por nuestro alumnado en los diferentes informes realizados por la OCDE, bien conocidos como
Informe PISA. Tal vez sea hora de reconocer que uno de los indicadores que nos
sitúan entre los primeros del mundo y que tal vez no interese o no llena
titulares en las secciones de sociedad, son los resultados en el ámbito de la EQUIDAD.
Algo que ahora parece insustancial y falto de importancia,
pero que a tenor de lo que está pasando en estos últimos años, con decisiones
políticas tan controvertidas referente a los derechos de acceso a la educación,
tanto a través de la Educación Pública
y Gratuita, como en lo referente a los medios materiales y personales para atender
tal escolarización.
Está muy claro que, lo que
persiguen países (emergentes) como Turkía, Sudáfrica, Indonesia, Brasil, etc.,
es la igualdad en el acceso a la educación, logro que aquí lo hemos conseguido
con nota, pero ahora nos estamos empeñando en desmantelarlo, a base de RECORTE,
DECRETAZOS Y MEDIDAS DE “SUICIDA AUSTERIDAD”.
Lo que otros pretende, nosotros
lo tiramos; lo que otros anhelan, nosotros lo detestamos, lo que otros desean,
nosotros no miramos; lo que otros buscan, nosotros lo destrozamos. Y ahora las
voces “autorizadas” hablan de calidad, pero una calidad que crecerá a costa de la EQUIDAD, es una “mala-calidad”,
una calidad huérfana de humanidad y de solidaridad.
Imagen tomada prestada de elespectador.com
Marco Fidel Vargas, investigador del CINEP (Centro de Investigación en
Educación Popular) dice que, pese al buen panorama, “en Colombia el desarrollo
es diferenciado. No hay las mismas condiciones educativas en Bogotá que en
Chocó”, y agrega que “el Estado tiene que empezar a reconocer esa inequidad
diferencial para darle mayores oportunidades a las regiones, sobre todo cuando
los niños están iniciando su ciclo educativo, porque es cuando se forman sus
bases, y cuando están terminando el colegio, ya que ahí se define su futuro”.
Ejemplos como el de Colombia nos
debería de servir para no tropezar y desmoronarnos definitivamente. Allí luchan
por la equidad en el acceso a la educación. Puesto que Colombia está luchando
con fuerza y pretende lograrlo, con esfuerzo denodado, aun le queda mucho
camino que recorrer, posiblemente el que recorrió España desde los años 70
hasta los 90, dos décadas de esfuerzo, de valiosa inversión, que ahora de una
manera gratuita e indolente, quieren destrozar a favor de la Enseñanza Concertada
y Privada (enseñanza al alcance de los que puedan pagarla), puesto que de algún
modo tienen que pagar el peaje de ese viaje que hicieron desde la Oposición al Gobierno, y
hablo de los costes que acarrea el apoyo de ciertos sectores conservadores.
Quisiera seguir destacando el
ejemplo de Colombia, que lucha por la equidad en la educación, y lo hace contra
una lacra, como es la violencia intrínseca y la visión sin futuro que los jóvenes
tienen impresa en sus retinas, sobre todo en los sectores sociales más
deprimidos. No obstante es un esfuerzo que los distintos Gobiernos Colombianos,
quieren imprimir en el pueblo, para luchar contra la violencia y la pobreza más
absoluta, a través de la educación.
Ciertamente la educación vehicula
un doble esfuerzo, para una doble satisfacción, por una parte el esfuerzo se
desdobla en la inversión que el Estado debe realizar para lograr esas cotas de
equidad y calidad en la educación, así como el esfuerzo que la propia sociedad
tiene que realizar de una forma intrínseca al sentimiento de superación, donde
la voluntad por el cambio radica en la epidermis social del pueblo.
A su vez la doble satisfacción
está tanto en los resultados sociales de una educación acertada, que traslade
la esperanza por el cambio a esas zonas económicamente deprimidas. Así como la
posibilidad de que la educación abra el horizonte de la igualdad, buscando
equilibrar los esfuerzo a favor de que todas las niñas y todos los niños
caminen junt@s, unid@s y en cooperación por un pueblo mejor.
Por último, me gustaría enviar un
mensaje a aquellos pueblos que han depositado sus esperanzas de futuro en
proyectos educativos de progreso y de avance en la equidad educativa y social.
Las familias agradecerán infinitamente ese esfuerzo, puesto que de la semilla
de la educación, nacerán fuertes árboles que sus frutos darán, la prueba la
tenemos en multitud de ejemplos, ahora lo único que queda es que dichos árboles
sean tan fuertes que impidan la tala indiscriminada y despiadada como la está
realizando el Gobierno Conservador que nos toca sufrir aquí en España. Estos
Gobiernos sólo buscan el desequilibrio y la estratificación desigual de las
clases sociales, tal vez para sentir que los ricos son más ricos, mientras que
los pobres son más pobres y al mismo tiempo se les aleja de la educación y
formación, para que no tengan la oportunidad ni siquiera de protestar y luchar
por algo mejor.