miércoles, 20 de noviembre de 2013

L@s niñ@s...felicidad y futuro



Quizás sea más fácil ponerse en lugar de un niño cuando miramos desde los ojos de un padre o una madre, pero tal vez sea paradójico que sean los padres y las madres, en más ocasiones de las deseadas, los que tratan mal a esas niñas y niños.
Hoy que todos los ojos, sean padres, madres, o no…, está puestos en la infancia, celebrando su día internacional, tal vez sea necesario que reflexionemos sobre varias cosas; la primera por la que desearía que pensásemos, es si somos lo suficientemente justos con nuestras hijas e hijos, si les respetamos en sus decisiones, en lo que ellos y ellas son felices, si les ayudamos a encontrar la felicidad. Dijo alguien una vez, que la felicidad no es un estado, sino un proceso de búsqueda. Ayudemos a nuestras hijas e hijos a buscarla y tal vez la encuentren, pero no le limitemos, no proyectemos continuamente la negatividad: (no se toca, no se hace, no se dice, no, no, no….). Siempre el mensaje ha de ser positivo, si queremos que no se queme con la olla con la que estamos cocinando, no le digamos (NO te acerques a la olla, cuando éste tiene curiosidad por saber lo que se está “cociendo”¡¡¡), tal vez lo más positivo sería decirle (mejor te ayudo yo para auparte y te enseño lo que está haciendo papá o mamá, ves estamos cociendo la verdura, pero el agua está muy caliente y te puedes quemar. Otro día me ayudas, ahora puedes sentarte en la silla y lees el libro de las recetas, o haz un dibujo de las verduras que hemos cocinado).
También entiendo, como padre (a veces desquiciado), que con las prisas lo más rápido y fácil es gritarle un NO te acerques a la olla, cuando tu hija quiere saber porque sale humo de ese recipiente… Las prisas nos desquician, nos impacientan y nos hacen perder los nervios, con lo cual les transmitimos “nervio”, “impaciencia”, “negatividad” y “agresividad”, y en este caso rechazo a la cocina…., porque allí todo está prohibido (cuchillos, agua hirviendo, aceite caliente, etc.)
La segunda idea por la que reflexiono en el día de hoy es el buen trato, que les dispensamos a los niños y niñas, tanto como padres, madres o cualquier otro rol profesional o social, sobre todo pensando en el futuro. En muchas ocasiones, escuchamos la frase o la pregunta-frase ¿qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos?, cierto es que cuando actuamos en el presente, deseamos y pensamos en el ya y ahora, no hacemos las cosas guardando para el futuro, no pensamos en proteger a nuestra descendencia el día de mañana, pero tal vez porque no entendemos que el mundo va más allá de nuestra casa, familia e hijos directamente. Pero el desarrollo de la vida humana, así como la correlación del ser humano en la naturaleza se ha sustentado en un equilibrio natural, pero eso ya hemos visto que no es suficiente, el ser humano está haciendo tanto para romper ese equilibrio, que la naturaleza está cada día gritando más y más, el Planeta no es ilimitado, los recursos  no son ilimitados, la protección no es eterna y capaz de soportar tantas agresiones gratuitas.
Desde mi punto de vista, la generación de mis padres y abuelos han tenido unas vidas sanas, aunque salpicada de incidentes sociales y económicos coyunturales, si bien es cierto que desde un punto de vista ecológico y medioambiental, han tenido y estamos teniendo suerte. Ahora bien, dudo que los hijos de nuestros hijos nazcan en un planeta sano como el que ahora conocemos.